¿Qué tiene el running para que nada amedrente a sus cultores? A las seis o siete de la mañana, cuando las ciudades tucumanas apenas comienzan a desperezarse, ellos andan en las calles. A la siesta, cuando en estas latitudes el sol aturde, salen de todos modos. O a la noche, cuando el cuerpo y la cabeza apenas resisten el cansancio de todo el día, ellos inventan fuerzas y salen a trotar. ¿Por qué? ¿Para qué? "Está clínicamente probado que el ejercicio regular contribuye a alcanzar el bienestar", contesta Esteban Robles, corredor y psicólogo especializado en el área deportiva.
Durante una charla con LA GACETA, Robles explica que cada vez hay más evidencia sobre los efectos antidepresivos de la actividad física. Pero advierte no se puede afirmar, con certeza, que cure la depresión o que la prevenga. "El efecto en el estado de ánimo dependerá, entre otras cosas, del tipo de actividad; de las preferencias y capacidades individuales; de la frecuencia e intensidad; del entorno en el que se realiza y de las motivaciones que llevan a cada persona a sostener una práctica", aclara.
- ¿El ejercicio ayuda a bajar la ansiedad?
- Los beneficios sobre la salud mental se explican, en general, por diversos mecanismos, desde modelos fisiológicos -como la liberación de hormonas y neurotransmisores que intervienen en los estados de ánimos- a modelos psicológicos. Estos últimos postulan que la actividad física les brinda a las personas un espacio en el que pueden distraerse de sus problemas y adquirir nuevas perspectivas o soluciones. Además, una práctica sostenida puede desarrollar la autoestima, lo que se traduce en mejores recursos para afrontar las exigencias diarias. Y esto repercute, finalmente, en una reducción en la percepción de la ansiedad y en un aumento del bienestar.
Pese a que el ejercicio físico tiene cierto valor terapéutico, no todas las personas obtienen los mismos beneficios, aclara el experto. "Existe un gran debate con respecto a la relación entre el deporte y la personalidad. Para algunos, el deporte forja el carácter; para otros, lo revela. La psicología deportiva considera ambas perspectivas. En términos generales, podemos plantear que un deporte no modifica una personalidad. Pero sí puede potenciar rasgos positivos como el sentido de competencia, la adaptación a las normas, la responsabilidad, la agresividad, el trabajo en equipo y la tolerancia a la frustración", describe. Asimismo, puede elevar los rasgos negativos, como la intolerancia y el egoísmo.
Además de delimitar la frontera que separa lo que es beneficioso de lo que no, es importante saber que ante situaciones laborales estresantes, es importante recurrir a actividades que permitan distenderse y descargar las presiones -enseña Robles-. Y si se corre en equipo, mejor porque se construyen vínculos, destaca.
Incluso, dice que practicar running se ha vuelto tendencia en muchas empresas porque correr fomenta la empatía, la comunicación y la motivación. Y el deporte -prosigue- ha permitido siempre la adquisición de competencias que pueden trasladarse al ámbito laboral, como la orientación a metas precisas; la búsqueda de rendimientos individuales que potencien el rendimiento grupal; los estilos positivos de liderazgo y una comunicación efectiva.
- ¿Algunas personas pueden usar el running como un recurso evasivo?
- Ese es un riesgo en toda modalidad deportiva. El deporte puede servir para distraerse de los problemas. Por eso, muchos dicen que correr es su “cable a tierra”. Pero una distracción no constituye, precisamente, una solución. El running puede significar ese escape. Pero pienso, más bien, que ayuda al corredor a identificar un objetivo; fijar metas intermedias; diseñar un plan para alcanzarlas y hacer un uso adecuado de sus recursos. Y esas destrezas, reitero, se aplican luego a otros aspectos.
Cuando se le pregunta si resulta posible dejar atrás una enfermedad corriendo, Robles responde que la actividad física resulta un buen apoyo (al menos) en el tratamiento de ciertas enfermedades. "En cuanto a la salud mental, además de los beneficios mencionados, se ha comprobado que correr disminuye el deterioro cognitivo. De hecho, se sugiere que el riesgo de Alzheimer desciende", agrega.
Finalmente, aconseja que tanto para la salud física como mental se practiquen de 20 a 40 minutos por día de trote o de caminata. A eso hay que hacerlo unas cinco veces a la semana. No obstante, en el caso de los principiantes antes de plantear objetivos es importante realizar una evaluación de las capacidades. "Esto permite ajustar expectativas y evitar frustraciones", cierra.